¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que 20minutos.es escriba una noticia?
Levantar el pie del acelerador para salvar vidas. Eso es lo que pretende conseguir la Dirección General de Tráfico (DGT) con su última normativa, por la que se reduce la velocidad máxima permitida a 30 km/h en las calles de un único carril por sentido de circulación.
Este proyecto, que será de aplicación en toda España, busca reducir los accidentes de los más vulnerables obligando a los conductores a moderar su velocidad. Y, en contra de lo que se pueda pensar, esta reducción no supone una ralentización del tráfico, por lo que todos ganamos.
Multitud de organismos internacionales saben que la gestión de la velocidad es una de las intervenciones más estratégicas para proteger e incrementar la seguridad vial. De esta manera, la aplicación de la nueva medida en nuestro país responde a una reclamación de la Federación de Española de Municipios y Provincias, junto a la de distintos ayuntamientos, como los de Madrid, Barcelona, Málaga y Bilbao, entre otros.
Establecer en 30 km/h la velocidad máxima para circular en estas calles favorece un tráfico calmado, donde se mantiene la protección a todos aquellos que circulan por la vía pública. A partir de ahora, peatones, motoristas, bicicletas, vehículos de cuatro ruedas y el resto de medios de transporte estarán más seguros.
¿Por qué se ha escogido 30 kilómetros para marcar la velocidad máxima? De acuerdo con la propia DGT, son varios los motivos que respaldan esta decisión.
Uno, que los sistemas de seguridad para peatones que incorporan algunos vehículos funcionan mucho mejor cuando se circula a 30 km/h en vez de a 50 km/h (la velocidad genérica actual para circular en las ciudades). Además, en las ya existentes 'zonas 30' se ha demostrado que los accidentes se reducen más del 40%.
Una segunda razón es que el riesgo de fallecer como consecuencia de un atropello es del 90% a 50 km/h y se reduce al 10% si el vehículo que le impacta circula a 30km/h.
Son cifras que hablan por sí solas. El año pasado, en las calles de nuestro país murieron 519 personas, un 6% más que el año anterior. Casi la mitad eran peatones; la tercera parte, motoristas y ciclomotoristas; y otros 32 circulaban en bicicleta.
Despegar el pie del acelerador no costará nada si se tienen en cuenta todos estos argumentos. La DGT espera que la aplicación de la nueva medida impulse a los ciudadanos a dejar el coche en casa y realizar sus desplazamientos a pie o en bicicleta, circulando de forma segura y favoreciendo la movilidad de medios sostenibles.
En definitiva, esta normativa será una reducción de velocidad que incrementará el bienestar social y hará de las ciudades lugares más activos y sanos para convivir.