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Está el catolicismo a la deriva?
Por J. Modesto Rodríguez
Un amigo, practicante católico por demás, me ha inquirido acerca de mi opinión sobre el anuncio del papa Benedicto XVI de que dejaba el trono papal el próximo 28 de febrero, agobiado por el cansancio y sus enfermedades, según se ha publicado. Este amigo me considera versado en los asuntos del Vaticano, algo que niego en público. Creo que versados, solo esa élite en Roma que gobierna la opinión de sus seguidores. Es menos lo que se sabe en público que la cantidad de motivos e información que se oculta tras las ricas cortinas y los poderosos muros del Vaticano, celosamente vigilada por guardias imperiales y servicios secretos, de inteligencia, cámaras y obstáculos imprevistos. Esa ha sido la tradición, el secreto y una exitosa profesión, ocultar la mayor cantidad de información posible. Contrario al Maestro Jesús, la Iglesia Católica de la que tenemos algo de información, lejos de ser "el verbo", la "mensajera", como lo fue el Maestro Jesús, y de promover la búsqueda de la verdad, de la liberación del hombre, es un monumento de secretos y de ocultamiento, de complicidades y de renuncia a lo que debería ser su rol por la redención.
Hacía afuera, sólo llegan los mensajes premeditados, la manipulación con pretensiones espirituales. Gracias a la atención de hace tiempo de los medios de comunicación a la vida del Vaticano, la humanidad conoce algunos de sus acontecimientos. Y creo, que no somos desconsiderados con estas apreciaciones.
Pues al responder nuestra humilde opinión a nuestro amigo, le escribimos que la sorpresa de una renuncia papal que se dice hacía 5 siglos no se repetía, debe haber algo más que la frágil salud del mentor actual de la Iglesia de Pedro, el primer papa. Me atreví a opinar que es posible que la aceleración de esta medida papal, -y el tiempo dirá- puede estar además estar motivada porque Benedicto XVI ha visto como se estanca el crecimiento de su iglesia, ha visto cómo no ha podido solucionar el viejo problema de la pederastria en las parroquias, y para el colmo el Vaticano ha sido sacudido por sucesivos escándalos institucionales y administrativos que han mansillado la gestión, la pérdida de la credibilidad y el permanente cuestionamiento al papel de la Iglesia frente a las crisis que vive la humanidad del momento. No ha podido frenar el crecimiento de las iglesias alternativas, que dicho sea de paso, muchas tampoco son cristianas, puesto que no siguen el ejemplo de Jesús el Cristo, no pisan sus huellas, no repiten su ejemplo. El peso del fantasma de las culpas históricas que arrastra la Iglesia católica, -la inquisición hacia afuera y hacia adentro-entre otras, que le ha arrancado del fondo de la conciencia del jerarca católico, el haber pedido "perdón" a la humanidad por los daños que le ha hecho la iglesia de Pedro a la humanidad. Habría que escribir libros en serie para recoger la dramática y posiblemente equivocada historia de esa iglesia universal, más cerca del hombre corrupto, abusador, guerrero, ambicioso, aferrado a la riqueza material y criminal, que del Dios que pregonan y de sus mandatos.
Le dijimos a nuestro amigo que sobre el tema del Vaticano, cuando le dimos nuestra opinión, no hemos hecho más que reflejar "algo", una "pisca" de lo que se ve desde fuera, y que la "montaña" interior de hechos y acontecimientos, no es visible, pero existe. Le recordé que esa iglesia, inventada por el emperador romano Constantino- descendiente de los verdugos de Jesus el Cristo, está hace tiempo sacudida por sucesivos escándalos, y su historia de complicidad con el Poder, el capital financiero, los mercados, los dictadores, reyes, asesinos, guerreros. Nunca, nunca, ha seguido las huellas de Jesús, un hombre simple, humilde, comunicador, noble, que llevó paz y amor a los atormentados, curaba los enfermos, promovía el perdón y el amor entre la humanidad de aquella época, y que en materia política cuestionaba a los verdugos, a los opresores, lo que ocasionó el sacrificio que todos conocemos. El contraste entre los jerarcas de la Iglesia Católica y Jesús, es evidente. Jesús andaba con una túnica "sin bolsillo" y en sandalia, a pie o en barco, cuando se trasladaba de un país a otro. Los jerarcas de la iglesia, ricos, poderosos, perfumados, llenos de oro, de propiedades, en grandes palacios y mansiones y no repiten la obra del hijo de Dios, detrás de los enfemos, de los débiles, de los pobres y pastoriando para la redención, la salvación y la cura del espíritu, la transformación para poder llegar al Padre, al Reino de Dios, a los cielos. Estos son lo más parecido a " demonios" vestidos de seda y rodeados de riquezas, ambiciosos, cómplices de guerras, de matanzas y del sufrimiento de las sociedades. Y qué decir de la "inquisición". Mataron tanta gente inocente que propablemente en las guerras humanas que incluso ellos han instigado.Y preguntamos, Dios los mandó a ellos a matar gente por "inconverso"?, falso, Jesús mataba a quienes no le creyeron?, nunca, los perdonó y les llevaba el mensaje con "persuación" o al menos diciéndole que tenían que cambiar para alcanzar el reino de Dios y les dijo que él era el verbo, por su ejemplo, el camino que debían seguir para llegar al Padre. Nota usted la diferencia entre quienes están aliados al hombre y al poder y no a Dios y Jesús el Hijo?, le dije al amigo.
Los seguidores de Constantino, emperador de los que sacrificaron a Jesús, fue el que escogió los cuestionados y manipulados supuestos escritos o evangelios de Lucas, Juan, Mateo y Marcos, -nadie ha probado que los vió a ellos escribiéndolos- como la doctrina que tenía que creer la humanidad, en complicidad con jerarcas de las iglesias de entonces, y se le atribuye el haber mandado a quemar o a ocultar evangelios como el de Tomás, María Magdalena, Andrés y otros que han sido descubiertos por la arqueología.Esto es una prueba de que esa iglesia universal, con millones de creyentes, ha sido mentirosa desde su orígen.Y la mentira de inicio, genera mentiras sucesivas, como ha ocurrido al momento. Hemos seguido las mentiras, hemos sido engañados, hemos sido descristianizados. Esto es solo una visión simple, superficial y digamos, personal de lo que consideramos del Vaticano, que en mi mente lo asocio a la "ramera" o Babilonia, el símil que nos relata la biblia. Es la iglesia de los hombres para el hombre, pero no para Dios, y mucho menos para su hijo El Cristo, porque no sigue necesariamente su ejemplo, ni su misión y doctrina. Y me perdonan esta herejía los católicos, porque no perseguimos que disminuyan su fé, sino que luchen por alcanzar la luz, que fue uno de los afanes de Jesús, el Cristo, el despertar de la conciencia dormida y alcanzar la verdad, porque la verdad os hará libres.